La Regulación de los Mercados de Criptoactivos de Europa (MiCA) atrae la atención de la industria de las criptomonedas, debido a las preocupaciones sobre una posible sobrerregulación durante su implementación inicial. Suma más incertidumbres y temores que certezas amigables.
MiCA es el primer marco regulatorio integral de criptomonedas del mundo, que entró en vigencia plena, para los proveedores de servicios de criptoactivos, el 30 de diciembre de 2024.
Sin embargo, existen preocupaciones sobre el exceso de regulación. Así, se espera que la regulación sea positiva para la industria de las criptomonedas en el largo plazo, según algunos actores de mercado.
Mas, la regulación busca identificar los “puntos críticos de control” en el espacio criptográfico, implicando un mayor escrutinio para los inversores minoristas y los usuarios finales de las plataformas de criptomonedas.
Amenazas para los inversores minoristas
La puesta en marcha de MiCA podría afectar a los minoristas, debido a mayores obligaciones para proporcionar datos personales y financieros, establecidos por ley: Se comienza a abrir el camino para la intromisión estatal y la correspondiente «cuestión tributaria» para los ciudadanos de Europa.
La MiCA también plantea la posibilidad de acciones de cumplimiento contra aquellos protocolos blockchain que no cumplan con los estándares. Los gobiernos europeos pueden demandar en tribunales a las plataformas que no cumplan con dichos estándares durante la fase de implementación temprana.
Algunos de los bancos más grandes ya están preparando su oferta de activos digitales para la implementación de MiCA. Por ejemplo, Societe Generale (Francia), el decimonoveno grupo bancario más grande del mundo, por activos, se ha asociado con Bitpanda para lanzar una moneda estable compatible con MiCA, la EUR CoinVertible (EURCV) denominada en euros. A su vez, la empresa de pagos criptográficos MoonPay ha conseguido la aprobación de MiCA en los Países Bajos el 30 de diciembre.
Como vemos, las corporaciones financieras están comenzado a cerrar filas para cumplir con la normativa. Sin embargo, los usuarios minoristas no han tenido mayor atención y todo parece indicar que la maquinaria burocrática de la UE soltará a sus demonios, para cobrar la mayor cantidad de impuestos posible a los ciudadanos que operan en el ambiente «crypto».
Solo resta preparar la estrategia individual de cada inversor minorista y hacer frente a las exigencias que impongan desde Bruselas. Que la UE pille confesados a los minoristas.