Todo comenzó cuando alguien desechó una botella de Coca Cola sobre la selva africana, hace más de 40 años. Vaya film, conocido como «Los Dioses deben estar locos».

De algún modo, en la vida real, todo comenzó cuando alguien  desechó el normal curso de la economía, con las virtudes y defectos que la caracterizaban, para volver loco a todo el mundo.

Un caos diseñado solo para que unos pocos sepan cómo transitar y esperar tranquilamente al otro lado del laberinto. Repasemos «The Great Taking», si te interesa.

La tragedia de Japón

En los últimos días hemos sido testigos de la debacle del mercado bursátil nipón, con una ferocidad brutal, al punto de tener al resto de los mercados del planeta de rodillas. El efecto golpeó a los mercados asiáticos, donde las bolsas de valores, al igual que en Japón, están viendo brutales caídas. El índice japonés Nikkei 225 cayó alrededor de 6.7%. Otros países de Asia también están sufriendo el impacto.

Es un escenario del terror. ¿Cuál fue el camino para llegar a esto?

Durante casi 30 años, Japón había mantenido tasas de interés al 0%. Esto significa que pedir préstamos en Japón era prácticamente gratis. Los inversionistas de todo el mundo usaban este «truco», pidiendo prestado yenes en Japón, para luego invertirlos en otros países, donde podían obtener mayores ganancias. Así, pensemos si se pudiera pedir dinero prestado sin pagar intereses y así invertirlo en algo que tiene buenos rendimientos. Plata fácil y dulce. Es lo que hacían estos inversionistas.

Sin embargo, recientemente, el Banco de Japón decidió aumentar la tasa de interés a 0.25%. Alza que puede parecer bajísima, pero fue un cambio muy sorpresivo, porque casi nadie lo esperaba.

Los inversionistas notaron que ya no podían obtener dinero tan fácil y dulce desde Japón. Entonces, comenzaron a retirar sus inversiones globales y devolver el dinero a Japón. Se estima que alrededor de 4 billones de dólares están siendo transferidos de vuelta a Japón. Este retorno de dinero está causando grandes cambios en los mercados financieros en todo el mundo.

Como consecuencia, las criptomonedas están sufriendo caídas brutales, que podemos ver:

Por ejemplo, Bitcoin bajó hasta 16%, con pérdidas que superaron los 185 mil millones de dólares. Esto sucede porque muchos inversionistas están vendiendo sus cryptos para tener efectivo.

Por su parte, las acciones europeas cierran con una caída del 2.2% en medio de temores a una recesión mundial mientras el índice de volatilidad alcanza máximos desde los tiempos del encierro ciudadano global de 2020.

En Estados Unidos, los principales indicadores de acciones también están bajando. Las empresas grandes están viendo cómo sus valores caen debido a la incertidumbre y el miedo a una posible recesión.

Ahora sigue la impresora

En situaciones de crisis económica, como la que va en curso, los bancos centrales recurren a la impresión de dinero para estabilizar la economía. Este truco se conoce como «expansión cuantitativa», cuyo objetivo es aumentar la oferta de dinero para incentivar a las personas y empresas a gastar e invertir más, lo que ayuda a reactivar la economía; hacer que los préstamos sean más abordables para empresas y consumidores; también pretende inyectar liquidez en el sistema financiero para evitar que se paralice.

Imprimir dinero puede tener efectos de corto plazo positivos al estabilizar los mercados. Sin embargo, esta medida también puede llevar a la inflación y devaluación de la moneda a largo plazo. Además, estos cambios pueden tener efectos en todo el mundo. Cuando hay tanta incertidumbre, las economías tienden a sufrir.

Además, diversos medios especulan con un eventual próximo recortes de tasas de interés en los bancos centrales del mundo.

Abrochar los cinturones de seguridad

En momentos como estos, conviene dar un vistazo al índice de volatilidad, conocido como VIX, que mide la expectativa del mercado sobre la volatilidad futura, reflejando las expectativas de volatilidad implícita en las opciones del S&P 500 para los próximos 30 días.

El VIX es conocido como el «indicador de miedo», porque tiende a subir durante períodos de incertidumbre y a bajar en mercados estables. El VIX actual es muy alto, sugiriendo una gran incertidumbre en el mercado. Además, señala que los inversionistas anticipan movimientos bruscos en el precio de las acciones hacia el futuro cercano. El nivel de volatilidad se asocia con eventos de crisis económicas o grandes sobresaltos, cuando los inversionistas esperan oscilaciones importantes en los precios de los activos.

Ver para creer.