Los eventos de los últimos meses, acerca de la acreditación de la SEC para la apertura de ETF al contado, tanto para BTC como para ETH, sin duda abren un nuevo mundo de oportunidades para las inversiones corporativas de Wall Street y sus amigos. Sin embargo, esta «entronización» de la banca tradicional sobre las cryptos, nos trae más incertidumbres que certezas, respecto del futuro de la industria.

Si bien si cierto, para una industria que está en crecimiento, siempre es bueno contar contar con liquidez en dinero fiat, se pone de manifiesto la amenaza de la máxima «quien pone el dinero, pone la música». Es decir, el socio capitalista acomoda el mercado a su gusto y conveniencia.

Más aún, el matrimonio corporativo-estatal, que permite a los primeros imponer las reglas del juego gracias a la sumisión de los segundos, puede hacer que el libre mercado de los criptoactivos termine como un bonito recuerdo.

Hacia un crypto ambiente centralizado

Mientras las corporaciones de Wall Street se van infiltrando en el ecosistema, los burócratas estatales del mundo trabajan en normativas reguladoras sobre los criptoactivos.Por supuesto, también están trabajando sobre el desarrollo de las CBDC´s. Lentamente, la nueva tecnología financiera comienza a ser moldeada acorde a los intereses de las corporaciones globales y soportada por las regulaciones estatales. Por un lado, cadenas de bloques como Ripple y Chanlink trabajan hombro a hombro con las corporaciones y bancos centrales. Por otro, las regulaciones estatales son preparadas con la paciencia de artesano, en la UE, USA, Emiratos Árabes o Japón.

La tendencia proyectada apunta hacia el máximo control centralizado sobre la tenencia de activos, bajo el ojo de los oligopolios corporativos globales.

¿Podremos tener un criptoactivo con tranquilidad en el futuro? Es una pregunta difícil de responder. Mas, considerando la tendencia socialista de los centros de poder políticos y financieros, es probable que no cesen los ataques contra la propiedad privada, incluida la digital, sea con mayores impuestos o restricciones.

Satoshi, ¿Dónde estás?

Recordemos que el «white paper» de Satoshi Nakamoto, titulado «Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System», nos presentó la idea inicial y la tecnología detrás de Bitcoin. Por ende, sobre la criptoeconomía, en su forma, dirección y esencia, que siempre es bueno repasar.

Satoshi Nakamoto establece la necesidad de un sistema de efectivo electrónico descentralizado que permita transacciones directas entre dos partes sin la necesidad de un intermediario confiable.

Propone un sistema de cadena de bloques (blockchain) que funciona como un libro de contabilidad público y distribuido, en el que se registran todas las transacciones de manera segura y transparente.

Mediante la minería de Bitcoin, los mineros resuelven problemas criptográficos para validar transacciones y añadir nuevos bloques a la cadena de bloques, evitando el doble gasto y asegurando la inmutabilidad de la red. Bitcoin está limitado a 21 millones de unidades, lo que garantiza la escasez y la previsibilidad en el suministro de la criptomoneda.

Además, se destaca la importancia de proteger la privacidad de los usuarios mediante el uso de claves públicas y privadas, encriptando las transacciones.

Algunas de las propiedades de Bitcoin, como la descentralización, la resistencia a la censura y la irreversibilidad de las transacciones una vez confirmadas, sientan las bases teóricas y técnicas de una moneda digital privada, descentralizada y revolucionaria, que proporciona una solución innovadora al problema de confianza en las transacciones electrónicas y ha facilitado el camino para el desarrollo de la nueva industria financiera, basada en la tecnología blockchain.

Por lo tanto, la peligrosa intromisión grosera de las corporaciones y el aparato burocrático estatal, amenaza el desarrollo normal, fluido, libre, innovador y hasta del espíritu con el cual el ecosistema criptoeconómico se ha venido desarrollando desde sus inicios.

Metiendo a los bancos y a las corporaciones financieras, solo se garantiza que, al final, se apoderarán del ecosistema y romperán todas las directrices que hicieron de Bitcoin y de la criptoeconomía un oasis, un océano azul, ofreciendo millones de oportunidades para las personas del mundo libre.