Sam Bankman-Fried (SBF), ex director ejecutivo de FTX, fue sentenciado hoy a 25 años de cárcel en una sala del tribunal abarrotada, lo que marca un momento significativo en el escrutinio legal de la industria de la criptografía. Tendrá 57 años cuando salga en libertad.

SBF, vestido con un uniforme carcelario marrón claro del MDC-Brooklyn, se enfrentó al juicio del juez Lewis A. Kaplan, quien, tras considerar el informe previo a la sentencia y las disputas sobre las directrices, dictó una sentencia que refleja la gravedad de los crímenes. La sala del tribunal, llena de fiscales, abogados defensores y un agente del FBI, fue testigo del proceso de un caso que ha sido seguido millones de actores de la comunidad criptográfica y público en general.

El proceso judicial puso de relieve las grandes pérdidas financieras sufridas por inversores, prestamistas y clientes. En tanto, el juez Kaplan rechazó el argumento de la defensa sobre el importe de la pérdida. El tribunal determinó que los inversores perdieron 1.700 millones de dólares, los prestamistas perdieron 1.300 millones de dólares y los clientes afrontaron un déficit de 8.000 millones de dólares.

Por su parte, la defensa había solicitado previamente indulgencia, atendiendo el diagnóstico de autismo de SBF, estableciendo una sentencia reducida de entre 63 a 78 meses. Mas, en contraposición, la fiscalía pidió una pena de prisión efectiva de 50 años.

Así los hechos, la decisión del juez Kaplan para determinar el rango de las Directrices y al mismo tiempo reconocer el número significativo de víctimas y el uso de medios sofisticados, enfatiza la complejidad de la sentencia en casos que involucran tecnologías y estructuras financieras emergentes. Además, la obstrucción de la justicia, incluidos intentos de manipulación de testigos y perjurio, enfatizó aún más las acciones deliberadas tomadas por SBF para engañar y defraudar.

Durante la audiencia de sentencia, sucedió un momento sensible, cuando las víctimas tuvieron la oportunidad de dirigirse al tribunal. Una de esas víctimas, Sunil Kavuri, quien viajó desde Londres específicamente para esta audiencia, compartió su testimonio y el impacto del colapso de FTX. Kavuri destacó las luchas actuales que enfrentan las víctimas, desafió la narrativa de que la pérdida fue cero y criticó el manejo del patrimonio de la quiebra. Señaló las importantes discrepancias en la valoración y venta de activos, incluido un token que se revalorizó significativamente después de venderse con descuento y la venta de tokens Solana con un descuento del 70%.

El juez Kaplan reconoció los puntos de Kavuri, reforzando la gravedad de la situación y las inexactitudes en las afirmaciones de que los clientes serían indemnizados. La declaración de esta víctima añadió una dimensión profundamente personal al proceso, enfatizando el costo humano de los delitos financieros y la necesidad de rendir cuentas más allá de la sentencia de SBF.

Las implicaciones de la sentencia de hoy se extienden más allá de las consecuencias legales inmediatas para SBF. Tocan cuestiones más amplias sobre la regulación de los activos digitales, la protección de los inversores y el futuro de los mercados de activos digitales. A medida que la industria enfrenta estos desafíos, el resultado de este caso probablemente influirá en las discusiones y decisiones sobre cómo establecer mejores regulaciones.

Este tipo de personas, al igual que Do Kwon (Terra Luna), solo provocan perjuicio no solo al mercado, sino que manchan a toda la industria criptográfica mundial, haciendo que la sociedad internacional sindique a las actividades de criptoeconomía como un exclusivo nido de delincuentes, en circunstancias de que la mayor parte de los actores trabajan arduamente en esta industria para levantar una digitalización descentralizada y libre, gracias a miles de emprendimientos que dan trabajo y crecimiento económico a las naciones, algo que precisamente carecen los espíritus muertos de millones de burócratas y corporaciones que siguen enterrando el mundo libre de las personas que generan riqueza alrededor del mundo.

Bankman-Fried ha estado residiendo en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, Nueva York, desde que perdió la libertad bajo fianza antes de su juicio. Otros reclusos notorios de este centro correccional incluyen a la madame de Jeffery Epstein, Ghislaine Maxwell, y al «hermano farmacéutico» Martin Shkreli.

Otras tres personas del círculo íntimo de SBF se declararon culpables de delitos relacionados y testificaron en su juicio. El nombre más importante entre los tres fue Caroline Ellison, ex-novia de SBF, quien lo describió como un individuo calculador consciente que probablemente estaba cometiendo delitos cuando dirigía el uso de los fondos de los clientes. Otros dos antiguos amigos de Bankman-Fried, Gary Wang y Nishad Singh, también testificaron que sentían que Bankman-Fried les había ordenado cometer fraudes.

Print Friendly, PDF & Email