Georgieva enfatizó que la adopción de CBDC aún se encuentra en sus primeras etapas, reconociendo que podría haber posibles desafíos y críticas. Alentó a los países a permanecer abiertos a implementar CBDC en el futuro, enfatizando la necesidad de que el sector público continúe con los preparativos para su posible implementación.
La moneda digital, la CBDC, actúa como una representación digital de la moneda fiduciaria de un país y están respaldadas por una cantidad adecuada de reservas monetarias como oro o reservas de divisas. Cada unidad de CBDC actúa como un instrumento digital seguro equivalente al papel y sirve como forma de pago, depósito de valor y unidad de cuenta oficial.
El FMI cree que las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) tienen el potencial de eventualmente suplantar al efectivo en el sistema monetario del mundo, según la directora gerente del organismo de control, Kristalina Georgieva quien hizo la declaración durante un discurso de apertura en el Festival Fintech de Singapur, el 15 de noviembre. Ella destacó los avances y desafíos en la adopción de CBDC y la importancia de las plataformas de pago transfronterizos.
Georgieva dijo que el interés global en las CBDC está aumentando, y aproximadamente el 60% de los países exploran estas monedas digitales. Añadió que las CBDC aportan innumerables beneficios al sistema monetario, incluido el reemplazo rentable de efectivo, una mayor resiliencia financiera y una mejor inclusión financiera, particularmente en economías donde los servicios bancarios tradicionales son limitados.
A pesar de los avances, Georgieva enfatizó que la adopción de CBDC aún se encuentra en sus primeras etapas, reconociendo que podría haber posibles desafíos y críticas. Alentó a los países a permanecer abiertos a implementar CBDC en el futuro, enfatizando la necesidad de que el sector público continúe con los preparativos para su posible implementación.
Indicó la importancia del papel de las CBDCs para facilitar los pagos transfronterizos, un proceso actualmente afectado por velocidades lentas, altos costos y disponibilidad limitada. Ágregó que el FMI y el Banco Mundial planean publicar un plan común para proporcionar desarrollo de capacidades a los países que buscan mejorar la eficiencia de los pagos transfronterizos.
También señaló la posible amplificación de los beneficios de las CBDC a través de avances en inteligencia artificial (IA). Dijo que si la IA se gestiona con prudencia, podría contribuir a una calificación crediticia rápida y precisa y a un apoyo personalizado para personas con bajos conocimientos financieros.
Georgieva planteó la necesidad de priorizar la privacidad personal, la seguridad de los datos y evitar sesgos incorporados para garantizar el uso responsable de la IA.
Georgieva reconoció la multitud de actores que exploran plataformas transfronterizas y destacó la importancia de la orientación del sector público sin desplazar las iniciativas privadas.
Sugirió establecer propiedades deseables de las plataformas transfronterizas desde un punto de vista político, incluida la gestión de los flujos de capital y reglas comunes para combatir el lavado de dinero y la protección de datos.
Georgieva dijo que el sector privado desempeñará un papel crucial en el éxito de las CBDC y pidió a los líderes y desarrolladores de tecnología financiera que contribuyan a la incorporación de los comerciantes para la aceptación de las CBDC. También instó al desarrollo de tecnología que permita una integración perfecta de las CBDC en servicios financieros y aplicaciones de mensajería.
Según el director del FMI, las estrategias de comunicación y los incentivos serán esenciales para impulsar la distribución, la adopción y la integración.
Georgieva concluyó destacando la colaboración continua que se requiere entre las instituciones internacionales, los bancos centrales y los ministerios de finanzas. Afirmó el compromiso del FMI de desempeñar su papel en la configuración del panorama financiero digital global para garantizar que sea más inclusivo que los sistemas tradicionales.
Las autoridades emisoras bancarias tradicionales de todo el mundo han luchado por controlar la creciente influencia de las criptomonedas populares como bitcoin, que funcionan en una red blockchain. Estas monedas virtuales han ganado una inmensa popularidad debido a su naturaleza descentralizada y libre de regulaciones, constituyendo una amenaza para el sistema bancario tradicional actual, el cual opera bajo el ámbito y control de un banco central. Incluso, ya en Europa están avanzando en las regulaciones a las criptomonedas, como el reglamento Mica.
Incapaces de controlar el crecimiento y la influencia de tales criptomonedas, muchos bancos centrales líderes en todo el mundo están trabajando o contemplando el lanzamiento de sus propias versiones de criptomonedas.
En una estrategia de modernización de la banca central, se ha dispuesto el trabajo conjunto de la mayoría de los bancos centrales para investigar sobre el desarrollo técnico y normativo de Monedas Digitales de Banco Central (CBDC), que buscan lograr una mayor versatilidad en la gestión del dinero, como así también facilitar la fiscalización y evitar el lavado de activos en todo el mundo. Así hablan los defensores de las CBDC.
Pero, estamos los detractores, quienes sospechamos de aquellos quienes programan los protocolos, porque tienen acceso a los registros de los usuarios y, por supuesto, a todos los movimientos financieros. El secreto bancario está obsoleto. No se trata de amparar a los delincuentes que lavan los activos mal habidos de diversas maneras, eso ya es parte de las policías y los tribunales cuando funcionan. Estamos hablando de que el Estado tendrá no solo acceso a la información de movimientos de cada ciudadano (¿menores de edad también? ¿Productos individuales íntimos?).
Además, el Estado puede programar que se realicen descuentos automáticos desde el monedero de un contribuyente, desde un lamentable error hasta un sofisticado sistema que obedece a una ideológica tendencia coercitiva que el Estado imponga contra los ciudadanos (por ejemplo, una ley que castigue que no se puede hablar a favor de Jesús, porque es un discurso de odio contra otras personas), descontando automáticamente de los fondos, para pagar una multa por desobedecer una ley.
Otra amenaza consiste en que el Estado puede congelar los fondos por «X motivos», por ejemplo, un corralito. Y peor aún, la posibilidad de imponer fecha de caducidad a los fondos, si el Estado dicta una ley que obliga a consumir los fondos dentro del plazo de 30 días corridos.
También está la cuestión tributaria, que abre la puerta para que la distinguida clase política se vuelva loca creando impuestos y que obligue que todas las transacciones sean justificadas para determinarlas tributables para el descuento impositivo “ipso facto”.
¿Realmente estamos arriesgando la pérdida de la soberanía financiera?
La idea de modernizar la moneda a los tiempos actuales es fantástica, espléndida, maravillosa. Sin embargo, cuando se meten en nuestros bolsillos, la situación cambia. A nadie le gusta que le sobajeen la billetera. Menos aún, personajes explícitamente cuestionables en cada país, que viven de las dietas parlamentarias que los ciudadanos financian, sin cuestionar un solo pelo y pagando estoicamente impuestos cada vez más amplios y gravosos.
En este punto, debe ser la ciudadanía la que ponga luces rojas en los semáforos de cada nación, ocupándose de proteger los recursos que genera con mucho trabajo, esfuerzo y sacrificios. Palabras, conceptos, que la clase política habitualmente desconoce.
Si el Estado tiene o no oscuras intenciones, es difícil saberlo. Sin embargo, en la medida de que la sociedad adquiera cultura de cuidado financiero, hará valer sus intereses como sujeto económico y golpeará la mesa con fuerza, cuando alguien intente exceder de las atribuciones que la soberanía de la nación concede a los representantes.
Nadie resguardará el dinero individual si no es el mismo sujeto que defiende sus intereses con toda su fuerza. Por mucha magnífica tecnología que quieran implantar, primero deben pasar por el escrutinio de los ciudadanos. Si la ciudadanía expresa su rechazo, se debe respetar esa decisión soberana.
Así como los defensores de las CBDC expresan que es la revolución tecnológica que el mundo necesita y que toda acusación contraria es infundada, nosotros, la gente, podemos decir que no existe una sola garantía que puedan ofrecer para respetar a los ciudadanos, hasta lo más íntimo que se pueda imaginar.