El doloroso camino que hemos seguido en los últimos 9 años, con el claro fin de establecer una dictadura totalitaria global, también conocida como «Techno-Feudalism», la cubren con un conjunto de operaciones de bandera falsa, más la estrategia general de la dialéctica hegeliana multidiscilpinaria, pública-corporativa, para cumplir con los designios de una minoría ínfima, pero que dominan el grueso de los recursos mundiales, a gran escala.

La operación C-19 (ya avisada en el informe Rockefeller de 2010) y su consecuente despliegue de inyecciones globales (desde 2021 a la fecha), conforman un integral botón de muestra que nos han puesto en alerta, respecto a las oscuras intenciones con la narrativa de los medios masivos y redes sociales, por cierto hiper vigiladas. Incluso, mientras escribo estas líneas, me cuido de digitar las palabras prohibidas, debido a la censura presente, futura y frenética, que siguen aplicando a través de internet.

La doctrina del shock globalista

Dentro de todas las cartas que tienen para jugar en la mesa del terror internacional, los creadores de narrativas tienen diversos tópicos para infundir miedo, engañar y otras acciones de manipulación de masas, porque les resulta extremadamente sencillo. Ponen a un payaso en la tv y le pasan un libreto de terrorismo mediático para que lea. Y ¡voilá! Tienen millones de «pichoncitos» para abusar.

Paralelamente, las corporaciones y estados nacionales están operando como orquesta sinfónica para continuar soltando a las bestias del apocalípsis.

Un cocktail de bestias

Las narrativas constituyen un carrusel que van rotando entre los organismos supranacionales, las corporaciones, los mass media y las redes sociales.

En esta oportunidad, la misma ONU hace gala de su capacidad mágica de hipnotizar. El pasado mayo, han publicado un artículo, que denota una declaración de intenciones. Se trata del uso de la identidad jurídica, como gran pretexto para «proteger a las personas» de muchas amenazas globales.

«La identidad jurídica sirve como puerta de entrada fundamental para acceder a servicios tanto públicos como privados. Sin embargo, la asombrosa cifra de  850 millones de personas en todo el mundo carecen de los medios para establecer su identidad. Adoptar la digitalización ofrece un camino para cerrar esta brecha de identidad global, con  la identidad legal digital sirviendo como piedra angular de la infraestructura pública digital, fomentando la interoperabilidad entre diversos sistemas».

Y la clave radica en el deseo para el establecimiento de versiones digitales de los registros fundamentales (los registros civiles y estadísticos de los países), junto con una interoperabilidad, que permite la generación instantánea de datos esenciales para la formulación de políticas basadas en evidencia y garantizar la inclusión y el respeto de los derechos humanos (el pretexto eterno).

Así, sectores como el medio ambiente, la energía y la seguridad social se beneficiarán significativamente de estos datos, respaldando estrategias sólidas de gestión de riesgos frente a los desastres y la crisis climática. Al utilizar estos datos, se puede mejorar el acceso de los ciudadanos a la información sobre la respuesta a desastres y emergencias.

¿Son los ciudadanos quienes acceden a esta información o son los burócratas que proveen información privada sensible a las corporaciones y organismos supranacionales?

Reforzando la narrativa, la ONU continua con la programación predictiva, «durante los desastres, la identidad digital desempeña un papel crucial en el seguimiento de los impactos, la facilitación de los esfuerzos de socorro y la optimización de las respuestas energéticas. Ayuda a asignar recursos energéticos de manera eficiente, garantiza que se mantengan los servicios esenciales y apoya a los equipos de respuesta a emergencias con acceso a infraestructura vital. Además, al identificar poblaciones desplazadas y priorizar la asistencia a personas vulnerables, la identidad digital ayuda a coordinar diversos esfuerzos en diferentes contextos culturales y geográficos».

Pero el apetito voraz no termina aquí. Sigamos:

«Hay cinco razones de peso por las que los datos derivados del Registro Civil y Estadísticas Vitales (CRVS) y los sistemas nacionales de identificación son herramientas indispensables para enfrentar la crisis climática y energética«. A saber:

1. Identificar a los desplazados 

La identidad digital ofrece un medio único para rastrear los movimientos de población, facilitando un acceso rápido a información esencial para cada ser humano. Almacenar información básica, incluidos contactos de emergencia, dentro de identificaciones legales digitales garantiza un acceso rápido y autorizado, lo que mejora la eficiencia de los sistemas de soporte». Da miedo peguntar acerca de los «sistemas de soporte».

2. Uso de una identificación digital para el registro

Muchos países están adoptando identidad digital para registrar los impactos de los desastres.  Con el apoyo del PNUD , los países están estableciendo sistemas de seguimiento para recopilar datos de diversas agencias, incluidas las de medio ambiente, salud, obras públicas, transporte, agricultura, estadísticas y otras locales.

Esta identidad digital permite la captura de datos desglosados ​​por edad, género, discapacidad e ingresos. Los datos detallados mejoran la formulación de políticas y la distribución de apoyo de protección social específico después de eventos adversos.

3. Preparación para desastres y gestión de emergencias

La identidad digital desempeña un papel fundamental en la preparación para desastres, particularmente en sectores de infraestructura críticos como la energía. Estas identificaciones almacenan información personal valiosa, incluida la residencia y las condiciones médicas, que pueden ser cruciales durante emergencias.

Y siguen justificando la identidad digital, aduciendo a la ayuda a asignar recursos, proporcionando datos en tiempo real sobre el estado de la infraestructura energética y las necesidades de las áreas afectadas, mejorando los esfuerzos generales de recuperación ante desastres.

4. Sostenibilidad y resiliencia del sistema energético 

En este punto, la ONU desata sus más bajas pasiones para «aprovechar los datos de identificación digital», que rastrearían el consumo de energía, inspirando cambios de comportamiento y mejorar las medidas de sostenibilidad, «pudiendo mitigar los desastres relacionados con el clima». Es decir, según «The Big Brother» de la ONU, si logran anular al ser humano, habrá menor crisis climática.

Los gobiernos pueden utilizar identificaciones digitales para facilitar incentivos de energía renovable en regiones propensas a desastres, fomentando a la adopción de tecnologías de energía limpia. Además, la identidad digital fortalecería la operatividad de las microrredes de energía renovable al obtener información valiosa para optimizar la distribución de energía y el equilibrio de carga, proporcionando fuentes de energía confiables durante los desastres.

La ONU sigue, «las identificaciones legales digitales también ayudan a asignar recursos al reconocer infraestructura crítica y servicios esenciales, evitando sobrecargas y apagones». Un descubrimiento iluminado, como si los estados nacionales no supieran esta información desde antes.

5. Empoderar a las comunidades 

El discurso pretende ser suavizado en este último punto, advirtiendo que «la participación activa de la comunidad es crucial para abordar el acceso a la energía, la seguridad y la crisis climática«. (La comunicación adquiere tonos seductores para imponer su narrativa).

La identidad digital revoluciona la participación comunitaria en el sector energético al brindar acceso seguro a los recursos energéticos y permitir el comercio de energía dentro de las microrredes comunitarias (recordemos ese mítico episodio de Black Mirror, donde la comunidad que vive en barracas, debe trabajar pedaleando un dispositivo para generar energía).

Al ofrecer recompensas o subsidios directamente a billeteras digitales, alentando a las personas a invertir en energía renovable, lo que lleva a una adopción más amplia y una mayor participación en iniciativas de energía sostenible.

¿Pretenden que la administración individual sea en una CBDC minorista local?

Otra vez, se refuerzan la narrativa de tono seductor: «este enfoque empodera a los ciudadanos para que participen activamente en la configuración del panorama energético de sus comunidades». Indican que también mejora la transparencia, la confianza y la resiliencia durante las emergencias relacionadas con el clima.

Los mismos que nos atormentaron con el C19 y las inyecciones, ahora nos hablan de transparencia y confianza. Este artículo de la ONU muestra la campaña del terror:

Reflexiones Finales

Luego de esta revisión express, aprendimos que nos están aplicando el manual del ministerio de la verdad, bombardeando con Medio Ambiente; Energía y Seguridad Social, solo para capturar la identidad digital las personas.

Lo repiten incansablemente, para justificar el anhelo psicopático de capturar la mayor de cantidad de datos de cada individuo que respira en este planeta. Quieren toda la información para controlar, vigilar y castigar de modos local y globalizado.

La ONU pretende hacer pensar que los datos de identidad digital permiten al sector energético abordar de manera proactiva los desafíos de sostenibilidad y reforzar la resiliencia, contribuyendo a sistemas energéticos más confiables y sostenibles, que puedan resistir el impacto de los desastres. Y dan por hecho que habrán terribles tragedias climáticas, gracias a su doctrina del shock y programación predictiva. Por ejemplo, ¿recuerdan el vaticinio de Tedros sobre una nueva enfermedad «X, durante el pasado Foro de Davos, en enero de 2024?

Veamos, la OMS está en pleno proceso de someter a los estados nacionales  bajo el Tratado de Pandemias (postergado para el próximo año) y la modificación del reglamento sanitario (que está medianamente aceptado). No contentos con esto, ahora quieren centralizar la información personal de los ciudadanos).

Desde la ONU se arrogan la capacidad para «construir un mundo donde cada persona no solo sobreviva sino que prospere frente a la adversidad climática». ¿Quién los eligió?

En realidad quieren la identidad digital para controlar el uso de energía, medio ambiente y seguridad social. Tres componentes que, unidos, ya suenan a Sistema de Crédito Social, basado en la restricción energética. Ya parece un capítulo de Black Mirror.